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Maracas
Las maracas son instrumentos musicales que se clasifican como instrumentos de percusión o idiófonos, están compuestos por una esfera hueca que contiene pequeños elementos en su interior y crean los sonidos cuando estos chocan con la pared interior de la esfera.
Según la clasificación de Sachs, es un instrumento «idiófono sacudido», como un sonajero, del grupo de las sonajas de receptáculo (calabaza, cesto, caja, tubo, anillo hueco, bola hueca), en el que se encierran las partes sonoras que se golpean entre sí y contra las paredes del receptáculo, por la sacudida del instrumento.
La maraca más común es la de calabaza, que se toca sosteniéndola por su cuello natural o por un mango de madera y agitándola para golpear los pequeños guijarros, semillas secas u otros elementos, contra las paredes reforzadas interiormente por unas largas y duras espinas. Pero en los países en que no existen calabazas este tipo de sonajero ha sido imitado con materiales apropiados, como mimbre, arcilla, metal o madera.
Las maracas generan por su constitución mayormente de madera, un sonido fuerte y único y son muy frecuentes en los géneros musicales latinos, como la salsa, la rumba, guaracha, guajira, el son, llanera, etc. Las maracas se adaptan fácilmente a diferentes estilos, empleándose en múltiples manifestaciones religiosas y folklórico-populares. Se toca en pareja, una sonaba más grave y la otra un poco más aguda, se puede construir de madera o de cuero. A veces suele ser pintada de varios colores y simplemente se cubre con una capa de barniz.
Se pensaba que su origen se pudo producir en el continente africano, debido a su uso tradicional en la cultura afrocubana, ya sea en ritos espirituales, pero al ser un instrumento universal que ha aparecido en distintas zonas del mundo instrumentos parecidos esto dificulta concretar su origen, el origen más aceptado es que fue en América por las tribus indígenas.
En cuanto a su creación se debe tener en cuenta que en el siglo XVIII, el Padre José Gumilla, en su “Historia natural del río Orinoco” (Barcelona, 1791), escribía que los aruacos, indios inteligentes, inventaron la “maraka”, que poblaban las Antillas. Para otros investigadores, las maracas tienen origen guaraní, en la región cono sur de América. Otros señalan que los tainos, indios natales de Puerto Rico, fueron los verdaderos creadores de las maracas. Según algunos investigadores, como Roth, la maraca es para el indio un instrumento invocador de los espíritus, por tanto se puede tener certeza que en esa época se crearon las maracas .
Por otro lado, los nativos del Congo Africano y a los indios que eran conocidos como Hopi, del Sudoeste americano, usaban maracas que eran fabricadas a base de caparazones de las tortugas y cestos. En antiguas épocas, los brujos afrocubanos y el negro antillano solían utilizar instrumentos de origen africano muy similares a las maracas en muchas de sus ceremonias y rituales espiritistas.
Con estas informaciones podríamos establecer que las maracas son un instrumento musical cuyo origen y presencia se confirman en África y América Latina y en Cuba participa en diferentes expresiones de la música folklórico-popular
Índice de Contenidos
Partes de las maracas
Partes de las maracas
La maraca está formada por una parte esférica de calabaza seca, con semillas o piedrecillas en su interior y un mango (cabo) de palo que atraviesa o se adhiere al totumo y le sirve, a la vez, de sostén para la calabaza.
Las maracas están hechas de la fruta del árbol de la güira. La fruta debe ser redonda y pequeña. Después de sacar la pulpa a la güira a través de dos huecos perforados en la cáscara seca, pequeños guijarros son introducidos en ella, después se le encaja una manija a la cáscara de la fruta seca. Se usa una cantidad desigual de guijarros para producir su sonido distintivo.
Son fabricadas de muchas formas, por eso pueden emitir varios tonos diferentes de sonidos.
Por norma general las maracas emiten sonidos ruidosos, muy fuertes para el oído, pero las maracas de cuero pueden emitir sonidos más resonantes y tiesos, emitiendo algunas veces sonidos profundos.
Por su lado las maracas fabricadas en plástico, llegan a ser igual de ligeras como de duraderas, teniendo la capacidad de emitir sonidos muchos más ruidosos.
Funcionamiento de las Maracas
Muchas maracas son fabricadas típicamente por calabazas disecadas y algo endurecidas. Otras personas llegan a utilizar vainas disecadas, de madera o de cuero, para de esta forma realizar estas fantásticas maracas, pero muchas empresas suelen usar el plástico.
Antes de empezar a tocar las maracas se tiene que tener cuenta el material de las mismas, no hay que emplear mucha fuerza para sujetarlas porque son livianas, luego se deben estirar las manos para sostener las por el mango y no por el cuerpo de las maracas, se debe realizar de manera firme y dejarse llevar por el ritmo que producen. Una forma de seguir el ritmo de la música con tu cuerpo es estando de pie, ya que si se encuentras sentado, todo el movimiento ejercido en las maracas provendrán de la fuerza del brazo.
Una de las formas más habituales es agitarla de arriba hacia abajo, pero todo recaerá en el ritmo de la música que se esté tocando en ese momento.
Las maracas se emplean tanto en manifestaciones religiosas como laicas de la música folklórico-popular cubana, aunque debe destacarse que su presencia y funciones más importantes son inherentes al conjunto instrumental del son. En el son, las maracas integran todos los conjuntos del complejo instrumental de este género: changüí, melcocha, órgano oriental, son montuno y sucu-sucu, así como las agrupaciones soneras con una tipología instrumental de sexteto, septeto, estudiantina y otras que, siguiendo el tipo de agrupamiento sonero, presentan una integración libre contemporánea.
En este tipo de Agrupamiento rítmico-tímbrico tradicional, las maracas efectúan diseños rítmicos complementarios. En el bolero y la guajira, el diseño rítmico de las maracas se asemeja, aunque en la interpretación pueden realizarse trémolos y toques “corridos” con cierta amortiguación de la sonoridad, al hacer el maraquero el agarre de la güira y el mango.
Las maracas también participan cuando los conjuntos de son interpretan el punto cubano y el punto guajiro. Para acompañar el punto, las maracas realizan un ritmo estable en complementación a la línea conductora de las claves, muchos artistas prefieren que ambas maracas sean pequeñas para conseguir un timbre agudo, pero no muy brillante.
Tipos de Maracas
En diferentes partes del planeta las maracas mantienen el mismo estilo. Sin embargo, en algunos países hay variantes destacadas. Las más conocidas son:
Portugueseña.
Caribeña, fabricada de cuero, se suele utilizar en orquestas.
De materiales diversos como plástico, metales, arcilla.
Maraca indígena con hueco.
Maraca indígena sin hueco.
La moroki.
Colombiana. Las maracas son utilizadas en varios ritmos musicales como la cumbia, la vidita, el joropo y el cachamba, entre otros.
Cubana. Se han usado las maracas del tamaño mediano en todo tipo de géneros nacidos en la isla: guaracha, bolero, son montuno, rumba. De la música cubana pasó su uso a la guaracha o salsa.
Republica Dominicana. Es utilizada de manera libre, espontánea, principalmente en ritmos folkloricos como la Bachata, la Salve, Mangulina y en el Merengue típico lento de principios del siglo XVIII.
Venezuela. En donde hay dos tipos: las maracas tradicionales, que están hechas del fruto de la tapara y rellenas con unas semillas llamadas capachos. En los llanos venezolanos se utilizan como acompañante del arpa y el cuatro en ensambles de joropo. Al que las toca se le conoce como maraquero y en algunas regiones quien las usa también suele cantar. Y las maracas de cuero que posteriormente fueron popularizadas por varios maraqueros en la música salsa y música cubana, fueron creadas por el percusionista venezolano «Pan con Queso» Landaeta.
Republica Dominicana. En la Republica Dominicana se utilizan diferentes tipos de maracas, principalmente en ritmos tales como la Bachata, la Mangulina, la Salve, el Merengue lento y suave de principio del siglo XIX.
Chucho huilense. El chucho es un instrumento musical idiófono, variante de las maracas, típico del la región del departamento del Huila, y la región Andina Colombiana, tiene la forma cilíndrica, es un tubo de caña o de guadua. A una distancia de dos centímetros de las bocas del tubo se cruzan unos diez palillos o astillas de caña, paralelos al diámetro y formando una rejilla en la proximidad de cada boca. Además se cruzan unos cinco palillos a lo largo de todo el tubo. Las rejillas tienen como finalidad impedir la salida de las semillas o granos que están dentro del tubo por lo que es muy similar a las maracas.
Puerto Rico. En bomba se usaba una sola maraca. Las maracas están hechas de la fruta del árbol, los frutos, son juguete de niños común en todas partes de Puerto Rico, después del sacar la pulpa de la fruta a través de dos agujeros perforados en la cáscara seca, pequeños guijarros son introducidos en ella, se le encaja una manija a la cáscara de la fruta seca. Se usa una cantidad desigual de guijarros en el par que constituye las maracas, para producir su sonido distintivo.
Origen y distribución geográfica
Uno de primeros registros del uso de maracas fue en el siglo XVI en Brasil, Jean de Léry fue testigo de que los tupinamba eran constructores de maracas, ya en 1880, el doctor Crevaux, observó una danza en Colombia de los indios mitoua en la que se empleaban la maraca, posteriormente en los años 20 y 30, la rumba, género musical afrocubano, floreción y las maracas son principales en este género.
En los años 50 y 60, la rumba tuvo una importancia decisiva para el desarrollo de nuevos estilos de la música congoleña. Por su parte en Argentina, en el norte y noroeste, aún es común entre los indios toba, los pilagá, los mataco, etc.
En África, la parte francesa de Sudán se encontró que en los dogon, pertenecientes a la meseta de Bandiagara usaban habitualmente las maracas.
Por otra parte, en Asia, apareció una maraca de bronce perteneciente a los persas.
En Oceanía, en las islas de Hawaii, aparecieron ejemplares de maracas que estaban adornados con plumas.
En Norteamérica se encontró la maraca principalmente en California (indios «maidu»). En el Brasil, en el siglo XVI, los «tupinamba» eran constructores de maracas, como testimonia Jean de Léry.
En Colombia es muy utilizada y recibe muchos nombres diferentes, En 1880, el doctor Crevaux observó en una danza de los indios «mitoua», de Colombia, el empleo de la maraca: la calabaza está adornada con dibujos parecidos a los de la alfarería».
Por su lado, Fernando Ortiz, Cubano, en su «Glosario de Afronegrísmos» (La Habana, 1924), dice que a la maraca en Colombia se la llama «maraco» y también «alfandoque», que evidencia un origen árabe.
En este sentido, del origen árabe del vocablo «maraca», sería una corrupción del árabe «mitraqah», que se usa en los países africanos en su doble significado de martillo y campana o cascabel; cuestión que resulta exagerada en opinión de Otto Mayer, ya que para él «maraca» es voz onomatopéyica, propia de las lenguas indígenas americanas, y sin olvidar -añade- que del árabe «mitraqah» deriva realmente el vocablo castellano «matraca», un instrumento diferente a la maraca.
En Africa, se descubrió dos clases de maracas, llamadas «ikinoguli», unas calabazas llenas de cáscaras de frutas o de piedras. La menos usada tiene, como muchas maracas, una rama de arbusto que la atraviesa de parte a parte, quedando sujeta a la calabaza mediante clavijas. En la segunda clase, la rama pasa al interior de la cola de la calabaza, obstruyéndola y prolongándola a modo de mango.
En varias regiones del Africa occidental – Sudán, se da un tipo de maraca que es una redecilla a la que se sujetan huesos de frutas, conchas e incluso vértebras de serpiente, envolviendo una calabaza, constituyendo más bien un instrumento idiófono percutido no sacudido; los elementos sujetos a la redecilla percuten sobre el contorno del receptáculo, a semejanza de las sonajas en suspensión sobre el cuerpo del bailarín. En algunas tribus del Africa oriental la maraca es tocada por mujeres.
André Schaeffner encontró la maraca entre los «dogon» de la meseta de, «Bandiagara» (Sudán francés).
La interdependencia de la música afro-americana creo que no ha sido suficientemente estudiada. Es imprecisa la cuestión de las reciprocas corrientes de influencia entre los dos continentes -Africa y América- al respecto.
Por otro lado, la rumba, es fuertemente neoafricana es música de percusión, que muestra el rasgo común, africano y neoafricano de un tambor principal, como es el «cajoncito de velas», cabe destacar que la maraca ha pasado también a formar parte de las orquestas de música ligera y de los instrumentos de las orquestas sinfónicas como es el caso de Teodoro Valcárcel, en su obra «Suray-Surita» (Suite de danzas),1939.
En América del sur las maracas de calabaza eran creadas entre los indios argentinos, con calabazas en forma de pera abren un pequeño agujero en el botón del fondo o en el extremo del cabo, extrayendo las semillas y los restos de la pulpa seca, e introducen luego en su lugar piedrecitas y dos o más clases de semillas duras, obturando a continuación el agujero con cera o con un tapón de madera reajustado con tela.
En Puerto Rico se construyen las maracas, según María Cadilla de Martínez, del fruto de un árbol pequeño, la higuera («Crescentia cujeta»), del cual extraen, por unos agujeros hechos en su corteza toda la pulpa interior, dejándolo hueco, y, hecho esto, lo introducen unas piedrecitas, ajuntando por los agujeros un mango, que atraviesa la maraca.
Las fórmulas rítmicas de la maraca no varían a lo largo de una canción, es decir, se sostienen del principio al fin; pero en manos distintas, e incluso en las de un mismo ejecutante, el instrumento da diversas fórmulas.
Carlos Vega recogió en varias colecciones fonográficas, custodiadas en el Museo Argentino de Ciencias Naturales, decenas de cantos de los «mataco» argentinos, a continuación reproducimos algunas de las fórmulas rítmicas de la maraca, recogidas en dichos discos y transcritas por Carlos Vega.
El resultado es básicamente binario «La nota inicial del pie es siempre acentuada; hay generalmente anacrusa, porque el movimiento inicial es hacia arriba-atrás, preparatorio, y, al rebotar, las partículas dan diversas fórmulas de golpes secundarios, a veces iguales, en su debilidad, al segundo golpe del pie binario.»